Al mediodía, la soberana de la Fenahuap llegó al asilo de ancianos y a varios de los 43 habitantes de la estancia los despertó agradablemente en su lecho con un pan en la mano, que los viejecitos agradecieron. Varios de ellos platicaron con Samantha, y la visita se prolongó por algunas horas; la reina recorrió cada una de las áreas y se divirtió con sus ocurrencias, como las de doña Amelia, una de las damas más alegres del lugar.
Después, dejó en manos de la administradora del asilo, Sara Ríos Pañola, un paquete de cobijas para ser distribuido de acuerdo con las necesidades de los ancianitos. Al final, Samantha Castro se retiró complacida y satisfecha de haberse reencontrado con varios de sus antiguos amigos, pues a varios de ellos ya les conocía por visitas que realizaba antes de ser designada como reina de la Fenahuap.
