miércoles, 16 de febrero de 2011

CONMUEVE A REINA DE LA FENAHUAP, ACTUACION DE CANTANTES ESPECIALES


El contrapunto del mal clima imperante durante todo el sábado 12 en la ciudad, fue la llegada de la noche y con ella, la actuación de los niños y jóvenes en la cuarta y última fase del Concurso Municipal de la Canción “Así canta mi huasteca”, la correspondiente a las personas con capacidades especiales; el Salón de Cabildo de la Presidencia Municipal se habilitó como el escenario emergente ante la pertinaz lluvia que evitó usar la explanada de la plaza principal.

Con esa modificación, el ambiente se tornó mucho más acogedor y contribuyó a despojar de cualquier cohibición a los participantes, quienes se entregaron al máximo en su respectiva participación sobre la tarima; enfrente: padres, maestros, jurado y por supuesto, la reina de la Feria Nacional de la Huasteca Potosina (Fenahuap), Samantha Castro López, se conmovieron al punto del llanto.

Entre temeroso y animado, Genaro García Calixtro fue el primero en subir para cantarle a nuestro país con su “México Lindo y Querido” y llevarse los primeros aplausos; Ericka Izaguirre Castillo no se vio afectada por su autismo, y colocó todo el sentimiento a “El último adiós”; y luego Julio César Hernández Rodríguez puso a bailar a los presentes al ritmo de “Yo no fui”. Para entonces el jurado empezaba a tener los primeros apuros para decidir a los finalistas.

Los aprietos para los calificadores aumentaron cuando apareció el sentimiento de Juan José González González en su entonación al “Caballo prieto azabache”; pero el éxtasis de la noche llegó cuando el más pequeño de los competidores, Omar Gómez Trejo, se olvidó de su oscuridad visual para darle una magistral entonación a las estrofas de la “Acuarela Potosina”. Muchas lágrimas contenidas hasta ese momento no pudieron contenerse más.

Por si fuera poco, faltaba aún la energía de María Antonia Trejo Lara interpretando “Volver volver”, y de su hermano Francisco Javier con “¿De qué manera te olvido?”; ambos demostraron que no solamente eran grandes de estatura física, sino también de talento musical. Mientras el jurado deliberaba, la participación de Samantha se vio entrecortada por los nudos en la garganta que le eran difíciles desatar por la emoción que imperaba en el ambiente.

Todavía para aderezar la noche impregnada de emotividad, y en tanto se retardaba la decisión de los jueces, el público pidió otro entremés artístico, y a la petición en coro accedió el doctor Francisco Javier Trejo Azuara, director de Participación Ciudadana Municipal y padre de dos de los participantes. Con su voz resonando en los altos del palacio local, se despidió entre aplausos del respetable.

Cuando el profesor Joaquín Martínez Maya -presidente del jurado- hizo uso de la palabra, no dudó en reconocer la iniciativa de los organizadores, quienes escribieron con este festival una página gloriosa en la promoción cultural; por ello, la gente no encontró objeción a la determinación de que todos juntos calificaran a la fase siguiente. Con esa salomónica disposición, cerraron esa noche el evento que el propio maestro calificó como “un concierto para el alma”.